Labor Psicosocial

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El diagnóstico del cáncer puede producir efectos psicológicos, sociales, económicos y culturales importantes en el paciente y en su familia, dependiendo del tipo de enfermedad, del tratamiento requerido, de sus sistemas de apoyo, etc.

El cáncer tendrá efectos psicosociales diferentes según la edad del paciente. El cáncer en un adulto puede suponer la interrupción temporal de sus actividades profesionales, domésticas, sociales y familiares. El cáncer en el niño y/o adolescente supone la interrupción en sus actividades familiares, la separación de los hermanos y amigos, la interrupción del juego, de su actividad escolar; en el adolescente supone también la ruptura de la independencia y  de las relaciones sociales.

El Apoyo Psicosocial que se ofrece en SOLCA-Cuenca a los pacientes con cáncer y sus familias incluye a los profesionales de psicología clínica y de trabajo social. Los grupos de voluntarios que acuden a este Instituto a dar diferentes tipos de ayuda a estos enfermos, también coordinan su trabajo, con este departamento.

El apoyo psicológico que se ofrece a los pacientes y a sus familias inicia cuando el paciente es admitido en este Instituto. El psicólogo acoge al paciente y/o a la familia, en la medida de lo posible, antes del diagnóstico, con la finalidad de dar soporte durante el proceso del diagnóstico y de conocer el nivel de información que maneja cada núcleo familiar al respecto a la enfermedad y al propio enfermo.

Una vez que se conoce el diagnóstico y que ha sido informado por el médico, tanto al paciente como a la familia, el psicólogo los acoge para conocer dudas y preocupaciones, para realizar el acompañamiento terapéutico y la intervención en ese momento que, generalmente es de una gran crisis emocional. Las reacciones más comunes ante el diagnóstico de cáncer  son: shock emocional, negación ante la existencia del problema, búsqueda de una causa y un responsable de la situación, necesidad de informarse acerca de la enfermedad.

Cuando la situación emocional del paciente y/o familia lo permite, el psicólogo procede a facilitar su adaptación a las demandas de la enfermedad.

En el caso de los niños y adolescentes, además del soporte y acompañamiento terapéutico, el uso del juego es fundamental, pues es vital para el desarrollo normal del niño. Al comprender y valorar las necesidades de un niño hospitalizado, el juego permite experimentar la hospitalización en forma positiva, ayudando a que la adaptación al ambiente hospitalario sea menos agobiante. El juego hospitalario minimiza el trauma psicológico originado por la enfermedad, reduce la vulnerabilidad del paciente y aumenta las habilidades para afrontar la hospitalización. El juego favorece los sentimientos de autonomía, independencia y autoestima, estimula la expresión emocional, la manifestación de sentimientos y la comunicación de las preocupaciones.

El psicólogo brinda soporte y acompañamiento terapéutico a los pacientes y sus cuidadores en los diferentes momentos de la enfermedad: en el diagnóstico, durante el tratamiento y sus posibles complicaciones, en recaídas de la enfermedad, en etapa paliativa hasta el final de la vida.

La labor asistencial de las trabajadoras sociales implica la comprensión global de los pacientes, abordando los factores que inciden en su problemática socioeconómica y cultural, a nivel individual, familiar y comunitario.

El Departamento de Apoyo Psicosocial se complementa con los grupos de voluntarios que dedican una parte de su tiempo al servicio de nuestros pacientes. Esta labor desempeña de manera continua el voluntariado de SOLCA y el voluntariado de Emaús. Además hay grupos de personas que acuden de manera regular para desempeñar diferentes funciones. Entre las actividades que los voluntarios realizan incluyen brindar momentos de compañía y distracción a los pacientes, dar apoyo espiritual y religioso, realizar seguimiento a los pacientes para que no abandonen el tratamiento, organizar eventos para cubrir ciertas necesidades de estos enfermos, etc.